A poco de entrar a dirigir el periĆ³dico El Nacional, Mario Virgilio Ćlvarez Dugan, el inolvidable Cuchito, me preguntĆ³ cuĆ”l era la razĆ³n, dado el trato de familia entre Juan Bosch y yo, por la cual renunciĆ© del Partido de la LiberaciĆ³n Dominicana, organizaciĆ³n de la cual participĆ©, junto a otros 7 u 8 compaƱeros, desde la decisiĆ³n de fundarlo.
Luego de ofrecerle varios argumentos, dejĆ© para el final el mĆ”s jugoso: Juan Bosch era un hombre de los americanos, de Estados Unidos, y no sabĆa hasta dĆ³nde era su compromiso, pero estaba seguro de que existĆa.
Cuchito respingĆ³, me acusĆ³ de exagerado, que la pasiĆ³n no debĆa cegar los sentimientos y otras frases que escuchĆ© tranquilamente.
Un tiempo despuĆ©s, no recuerdo cuĆ”nto, Cuchito me llama con voz alterada, a mi despacho de El Nacional. Cuando llego a su oficina blandĆa un libro que me entregĆ³ al tiempo de informarme que se trataba de la nueva obra de Bernardo Vega, la cual trataba sobre las relaciones entre Estados Unidos y Trujillo, que, por cierto, no corresponde al 1930.
Me dice que revise el Ćndice y allĆ encuentro el nombre de Juan Bosch, busco en la pĆ”gina correspondiente y veo una nota del agregado aĆ©reo de la embajada norteamericana en MĆ©xico que dice: “Juan Bosch, confidente del FBI”. Creo que el libro ofrece informaciones de 1944, cito de memoria.
No me vanagloriĆ© de esa publicaciĆ³n, pero sĆ le probĆ© a Cuchito que mi retiro del lado de Bosch obedecĆa a razones de mucho peso.
En una reuniĆ³n realizada en casa de Gonzalo GonzĆ”lez Canahuate, ante la indecisiĆ³n de algunos compaƱeros sobre si renunciar o no del PLD, cuando me tocĆ³ hablar dije que yo sĆ me iba, porqueJuan Bosch era un hombre de los americanos. Esa reuniĆ³n ocurriĆ³ el dĆa antes de la publicaciĆ³n de la renuncia de un grupo de peledeĆstas, en la cual aparece mi nombre.
Vega dice ahora, en un artĆculo publicado en el periĆ³dico HOY, que en documentos desclasificados norteamericanos, al fin disponibles (son sus propias palabras) Bosch, entonces Presidente de la RepĆŗblica ”mandĆ³ a buscar al embajador Bartlow Martin (de los Estados Unidos) para decirle que Wessin (el coronel ElĆas Wessin Wessin) quien no aparecĆa, planeaba tumbarlo ese dĆa y pidiĆ³ que fuese alertado un portaaviones para que allĆ le fuese ofrecido un agasajo al Presidente dominicano, como prueba de apoyo. Martin enviĆ³ esa solicitud”. (Termina la cita).
Horas despuĆ©s, el Presidente Bosch volviĆ³ a llamar al embajador Martin para que acortara el tiempo de llegada del portaaviones a Santo Domingo. No se pudo. Los norteamericanos tenĆan demasiadas quejas de su pupilo y prefirieron no intervenir.
Es bueno, aunque sea tarde, que sepamos la verdad. Gracias SeƱor, que siempre destapas lo ocultado.
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