Llega el 31 de diciembre y con él las acostumbradas tradiciones familiares destinadas a recibir al nuevo año. Comer uvas, lentejas, besarse y romper vajillas son algunas de las que suelen emplearse en cualquier parte del mundo para atraer los buenos deseos en el año que está por iniciar.
En Venezuela la tradición por excelencia en la Nochevieja es comer doce uvas al compás de las campanadas que anuncian la llegada del Año Nuevo. Una tradición -se cree que fue traída por los conquistadores y adoptada por los aborígenes- y que está cargada de superstición, pues las doce uvas vendrían a representar los doces meses del año, así como también la hora en que se anuncia el Fin del Año y la llegada del Año Nuevo.
Aunque no es San Valentín, el beso más esperado es el que ocurre en la medianoche del 31 de diciembre en Estados Unidos. Se desconoce con precisión el inicio de este ritual, pero muchos se lo atribuyen al Festival de Saturnalia, en el que todos se besaban antes de dar la bienvenida al Año Nuevo.
Los estadounidenses creen que recibir un beso antes o después de las 12:00 de la noche asegura que no se estará solo durante los 365 días siguientes. De allí que en la famosa celebración en el Times Square de Nueva York todas las parejas se besan como símbolo de amor.
En Italia, en cambio, las lentejas no puede faltar en la mesa durante la Nochevieja como símbolo de riqueza y dinero. Una tradición que los inmigrantes terminaron de importar a los hogares venezolano, donde se dice que cuantas más lentejas se comen, más dinero se ganará durante el año venidero.
Romper los platos después de la cena sigue siendo la principal tradición de los daneses, quienes tiran la vajilla contra la puerta de un ser querido como representación de cariño y buenos presagios.
Otra costumbre realizada es saltar desde lo alto de una silla a las 12:99 en punto de la noche, ya que esto asegura buena suerte para quienes lo practican.
En Japón la celebración lleva por nombre joka no Kane y consiste en tocar 108 veces las campanas de los templos budistas nipones. Esto representa los pecados que el ser humano tiene por defecto en la mente. Cada ruido ayuda a esfumar esos malos pensamientos y así se evita caer en la tentación de cometerlos.
Pero no importa el país ni las costumbres que se practiquen, lo verdaderamente relevante son los buenos deseos que como sociedad se ponga en práctica en el Año Nuevo.
tomado del universal
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