Por Leonardo Plata.- Quise compartir estas reflexiones con todos los amigos lectores, ya que en algún momento de nuestras vidas, nos hemos apartado de la esencia y el propósito para el cual fuimos creados.
Decía Henry Van Dyke, escritor estadounidense, "La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos".
Debemos retomar el camino de la solidaridad, del afecto, del servicio desinteresado por los demás, de aportar nuestro granito de arena, para así tener una sociedad, mas humana, donde predomine la unión y el bien común.
Por eso quizás
nos hemos desviados de nuestro caminar con Dios, probablemente hubo un tiempo en donde
todas las cosas marcharon bien, asistíamos a la iglesia fielmente, buscábamos el
rostro de Dios y sentíamos alegría en nuestros corazones, porque estábamos rodeado del amor divino del creador.
El mundo nos envuelve con sus engaños, la hipocresía la falacia, el consumismo, el materialismo, el sexo, alcohol, todas esas vanidades de la vida, que no llenan ni le dan un verdadero significado a nuestra existencia, y que cada vez laceran y nos carcome como gusanos nuestro interior, nos han apartado de la verdadera felicidad y paz que siempre hemos anhelados como seres humanos.
Debemos reconocer
a Dios a partir del momento que decidamos levantarnos nuevamente, esto implica que
reconoceremos que en nuestras vidas, nos ha ido mal, o quizás las cosas ya no son tan buenas como cuando estábamos en el camino correcto.
Podría seguir enumerando más cosas, pero si analizas
tu vida, sabrás cuáles son esas otras cosas, en las que te fueron mal, y
reconocerás que fue porque no estaba Dios en todas esas decisiones.
Luego de reconocerle,
entonces Él
enderezará tus sendas. Esto
significa que nuevamente serás levantado(a), nuevamente regresarán las cosas
como la primera vez, y sentirás nuevamente fortaleza que perdiste cuando decidiste
apartarte del camino.
Confía en el SEÑOR con todo tu
corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.
Proverbios 3:5